viernes, 10 de julio de 2015

Mucho deporte y poca cabeza


No falta quien critique la costumbre de los mexicanos de gastarse fuertes cantidades en las famosas fiestas de quince años. Al final queda un vestido inútil, algunas fotografías y muchas deudas. Los políticos del mundo sueñan con sus equivalentes fiestecitas, que en este caso son Olimpiadas, campeonatos mundiales de futbol y Eurocopas. Brasil llevaba una buena marcha económica y se echó encima dos estúpidas fiestas. Y recordemos que parte de los problemas de Grecia comenzaron en el 2004, cuando algunos políticos también quisieron sus jueguitos.

El problema de la FIFA y del COI no es que sus directivos se roben una lana; su verdadera nocividad radica en que se comporten como niñas ricas exigiéndole al país anfitrión lo más lujoso, moderno y superfluo en cuestión de estadios e instalaciones. A su vez, el país anfitrión gasea a quienes salen a pedir un salario digno, pero trata como enviados de Dios a los embajadores deportivos.

Qué importa si después hay que hacer recortes a las pensiones y a la educación; lo importante en esta vida es tener un estadio grandote y nuevo. Si se agrega que el país está plagado de corrupción, como los casos de Grecia, Brasil y Rusia, la factura tarda mucho en pagarse; y ya sabemos que no la pagan los bancos ni las constructoras ni los políticos.

Hoy, buena parte del complejo olímpico ateniense es una ruina sin belleza ni historia. En una década se deterioró y avejentó más que el Partenón en dos mil quinientos años. Miles de millones de euros se fueron a la cloaca para nada, pues el único recuerdo de las mentadas Olimpiadas es el de aquel imbécil cura católico tacleando a Vanderlei de Lima en el maratón.

No voy a decir que las Olimpiadas causaron el problema económico griego, pero son un buen indicador de lo que suele ocurrir en las economías que se hunden: malos presupuestos, trato con constructoras estilo OHL o Higa, gastos en inútil infraestructura, sobrepoblación de especuladores, endeudamiento para proyectos no redituables y corrupción, mucha corrupción. Tanta corrupción que el gobierno griego tuvo la desfachatez de reportar números negros; como si un estadio se pagara con diez días de taquilla.

Grecia gastó el presupuesto de Educación de todo un año en una verbena para que los muchachos corran, brinquen y se dopen. Por eso el mejor regalo que el COI le hizo a España fue elegir a Río de Janeiro como sede de las Olimpiadas. Ahora Dilma tiene la papa caliente, no Rajoy. Ya veo las protestas de los españoles si les dicen: “Vamos a recortar aún más el presupuesto de la universidad para construir un bonito estadio de hockey sobre hierba”.


En fin, seguiré despotricando y seguiré sin entender en qué momento el deporte se volvió el centro del mundo. Varios estudios dicen que el exceso de interés en los deportes es síntoma y causa de un bajo cociente intelectual. Eso se sabía sin necesidad de estudios. Y entre más imbécil se vuelva un país, más contentos estarán los políticos. Las universidades se siguen viendo como nido de oposición; los estadios como corrales para borreguitos. Por eso vimos el domingo pasado a Bachelet apoyando a sus once analfabetas del modo como no apoya a los estudiantes. Por eso en México maestros y gobierno fingen ser antagonistas cuando lo cierto es que bailan pegados en su objetivo común de mandar al carajo la educación.

1 comentario:

  1. http://www.news.com.au/sport/sports-life/the-olympics-have-become-so-expensive-host-cities-are-baulking/story-fno61i58-1227461860713

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