viernes, 8 de agosto de 2014

Pasarela real

Busqué en hemerotecas el trato que se le daba a la reina Sofía de España cuando recién se convirtió en reina. Hallé esta pequeña antología de frivolidades en cuanto a su modo de vestir y adornarse: “traje largo de manga larga, de color fusia”, “han confeccionado el traje y abrigo de la reina las hermanas Molinero, que visten a su majestad habitualmente” y “llevaba un collar que había pertenecido a doña Victoria Eugenia. Ayer lucía collar de rubíes y brillantes. Tiene también la reina otro collar de rubíes, regalo de su madre la reina Federica. Uno de los dos fue el que llevó en los actos de ayer”.

En textos breves daban satisfacción a los lectores de superflua curiosidad. Hoy, en cambio, es difícil ver el nombre de la reina Letizia sin que venga acompañado por una ristra de fruslerías.

“Doña Letizia se decantó por un look minimalista en blanco, con la misma falda de Hugo Boss que ya luciera hace unas semanas en el Palacio de la Zarzuela cuando recibió otra audiencia, pero en esta ocasión la Reina le ha dado un nuevo toque al estilismo a través de los complementos: una discreta diadema metalizada que sujetaba su melena lisa, sus ya famosos pendientes de estrella de Chanel y unos salones de tacón medio en piel de serpiente”.

En el encuentro entre la reina Sofía y Valéry Giscard d’Estaing no encontré sino asuntos protocolarios. En cambio, el de Letizia con Hollande fue un paraíso de banalidades: “La reina ha estrenado un conjunto diseñado por Felipe Varela. De color rosa empolvado, doña Letizia llevaba un vestido con escote cuadrado y manga francesa, con un cinturón camel que ceñía su cintura para dar paso a una falda de vuelo. El bajo del vestido tiene bordados en hilo de seda e incrustaciones de tul y organza. Ha lucido unas originales sandalias que no había estrenado todavía y que son de Magrit, su firma fetiche. Como curiosidad, llevaba las uñas de los pies pintadas de rojo, un hecho novedoso y con el que da paso al verano. El look lo ha terminado con un clutch del mismo rosa empolvado y el pelo recogido en un sofisticado moño, renunciando a la melena lisa que utiliza últimamente. La reina también ha estrenado unos pendientes de piedras, de rubí y cuarzo hidrotermal”.

La prensa dice que “el Greco es uno de los pintores que más interesan a la reina”, pero se cuidan de no hacerle preguntas al respecto para no hacerla pasar una vergüenza tipo certamen de belleza. Para asegurar que le gusta la lectura, comentan que su marido le regaló “un libro antiguo de gran valor”. Y como prueba de que le apasiona la cultura nos dicen que posó junto con Felipe “ante un retrato de La infanta Margarita de Velázquez”. Error también de la prensa inculta, que debió escribir “ante La infanta Margarita, de Velázquez” o bien, “ante uno de los retratos que Velázquez pintó de la infanta Margarita”.

Nos recetan el nombre de cada diseñador pero ningún autor de los libros que lee.

Si a una mujer que llegó hasta la cima del Estado español los medios la tratan como un monigote de la moda, ¿qué le resta a las demás mujeres? Letizia no le está haciendo ningún favor a su género bailando al ritmo que le marcan modistas, cirujanos plásticos, dietólogos anorexiadores, periodistas vacuos, reporteros de la farándula y a todos esos asesores de la casa real que le dicen “calladita se ve más bonita”.

A menos que de veras no tenga nada que decir.

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