viernes, 2 de noviembre de 2012

Los académicos van al cielo


La RAE suele ser católica. Si se busca “karma”, dirá “En algunas religiones de la India, energía derivada de los actos que condiciona cada una de las sucesivas reencarnaciones, hasta que se alcanza la perfección”. Por el mismo camino van con el “nirvana”: “En algunas religiones de la India, estado resultante de la liberación de los deseos, de la conciencia individual y de la reencarnación, que se alcanza mediante la meditación y la iluminación”.
En cambio, la palabra “verbo” no tiene asegunes, regionalismos o nacionalismos. El diccionario expresa con convicción que es “la segunda persona de la Santísima Trinidad”. En “paraíso”, nos dicen sin empacho: “Cielo, lugar en que los bienaventurados gozan de la presencia de Dios”.
Comoquiera ya es un avance con respecto al diccionario de 1737, en el que “paraíso” era “huerto amenísimo adonde Dios puso à nuestro primer padre Adám, luego que le crió. Es mui ventilado entre los Escritores y Doctores la parte donde estaba este huerto, y si dura y permanece ò no. Llámase freqüentemente Paraíso terrenal… Se toma asimismo por la gloria de los Bienaventurados, ò el Cielo, como lugar de todas las delicias”.
Si mi fe estuviese en los dioses del Olimpo, la Academia me definiría como pagano e idólatra. Para ellos, el “averno” es cosa de mitología, pero el “infierno” es de religión; específicamente es “el estado de privación definitiva de Dios”. Claro, Dios con mayúsculas, pues solo hay uno. En un sentido más amplio, nos dice el DRAE que es el “lugar en que estaban detenidas las almas de los fieles que habían pasado de esta vida en la fe y con esperanza del Redentor”. También Redentor hay uno.
“Evolución” no es una tesis científica, sino una “doctrina” filosófica; en cambio “creación” es el “acto de criar o sacar Dios algo de la nada”.
Si bien, hay que aceptar que la RAE ya dio su brazo a torcer, pues define Corán como “libro en que se contienen las revelaciones de Dios a Mahoma y que es fundamento de la religión musulmana”. Un dios que ha de ser el mismo, pues está en mayúsculas. Todo un cambio con respecto a la edición de 1726, que a la sazón dice: “Recopilación ò libro en que se contienen los falsos ritos, y muchas ridículas leyes y ceremonias de la abominable secta de Mahóma”.
A la hora de limpiar, fijar y dar esplendor, al judaísmo no le iba muy distinto: “Se toma oy por la supersticiosa y terca observancia, que tienen los Judíos, de los ritos y ceremonias de la Ley de Moisés”. Además incluían una acepción insolente para “judío”: “Voz de desprecio y injuriosa, que se usa en casos de enojo o ira”.
Por su parte, en la definición de cristianismo, no evitaron la primera persona del plural: “El gremio de los Fieles Christianos, que profesamos la Religión Christiana”. Y enviaron su mensaje moral al definir “ateísmo” como “la impiedad nécia, que niega la existéncia de Dios”. Ya para la edición actual no incluyen algún adjetivo denostativo, si bien el ateísmo apenas llega a ser una “opinión o doctrina”.
Aunque viéndolo bien, estoy de acuerdo con esto último, pues aunque yo tuviese certeza de la existencia de Dios, esta no dejaría de ser una opinión.

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