viernes, 11 de mayo de 2012

La ignorancia está a la derecha


Hace unos meses apareció un informe científico con el siguiente resultado: las personas con ideas de izquierda son más inteligentes que las de derechas. Agradezco al departamento de sicología de la Universidad de Brock el esmero estadístico para estudiar el tema, pero no revelaron nada nuevo.
La revista Time fue de extrema derecha, y sin embargo contrataba mayormente escritores de izquierda. Cuando se le cuestionó el porqué a su fundador, Henry Luce, su respuesta fue rotunda: “Los malditos republicanos no saben escribir”.
La iglesia católica, una institución marcadamente de derechas, ha basado gran parte de su hegemonía en la ignorancia de los fieles. Por eso lucharon contra la lectura de la Biblia y mandaron a la hoguera a sus primeros traductores. Hoy siguen abanderando prejuicios que a cualquier juicio crítico le parecen estúpidos.
La izquierda tiene argumentos para creer en lo que cree; la derecha tiene vacíos en los que acepta lo que cree.
Estas diferencias son muy claras en los Estados Unidos. El discurso de un republicano equivale a una retahíla de tonterías. Allá se tiene muy claro que la costa este y la oeste tienen un mayor nivel de educación, y en éstas se vota por los demócratas. El centro es un nido de oscurantismo, y ahí el voto es republicano. Allá la oferta de televisoras es variada y ninguna oculta su orientación, sea al centro, a la tibia izquierda o a la extrema derecha.
En buena parte de Europa se entienden bien las diferencias entre izquierda y derecha. Pero en México la cosa es difusa. Tenemos un partido claro de derechas, otro de izquierdas y uno más al que le gusta campechanear. ¿Cómo distinguirlos si durante las campañas su discurso es prácticamente el mismo? Un discurso de izquierdas, claro, pues en un país de pobres sólo la izquierda podría ganar.
Los tres van a abatir la pobreza, ningún niño sufrirá hambre, habrá atención médica y escuela para todos, universidad para todos, impuestos a los ricos, ningún privilegio a los poderosos, apoyos para el campo, autosuficiencia alimentaria, seguro de desempleo y dignas pensiones para los jubilados. Caramels, bonbons et chocolats.
En nuestro país también existe alguna segmentación. Por ejemplo: se sabe que la Ciudad de México es más inteligente que la de Monterrey. No es de extrañar que la capital sea de izquierdas mientras que mi ciudad norteña sea de derechas. Y no es que los regiomontanos le den su voto a la derecha por convicción, sino por un miedo irracional a la otra alternativa. No distinguen entre izquierda y comunismo, entre izquierda y dictadura.
La derecha es asustadiza, tiene enemigos imaginarios, cree en el coco y es fácil sacar provecho de esta debilidad.
El detalle es que nuestro país vive con la paradoja del pobre ignorante. O sea, buena parte de nuestra población es pobre, por lo tanto le convendría votar la izquierda; pero a la vez es ignorante, así que bien puede inclinarse hacia la derecha. Aquí es donde entran las campañas, no como discurso de ideas, sino como concursos de simpatía; aquí es donde la televisión puede influir decisivamente en las preferencias de la gente.
Es verdad que dos cabezas piensan más que una; pero millones de cabezas ya no saben pensar por sí mismas.

4 comentarios:

  1. Excelente, claro y conciso, felicidades.

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  2. Todo exceso es negativo, y la búsqueda del equilibrio será positivo. En México hubo un exceso de derechización, por eso HOY, no mañana, HOY, el camino es a la izquierda. Esperemos que el acarreo no triunfe por sobre los pisoteados.

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  3. Excelente nota, me has aclarado muchas cosas y el por qué de las preferencias políticas de mis conocidos y amigos. Saludos y sigue escribiendo!!

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  4. Falto agregar a los iluminados a la Nueva izquierda esos que se enriquecen a cista del pueblo y son hordas de corruptos pero profesan el mismo discursito de atudar a los pobres mientras engruesan sus cuentas de banco

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