viernes, 19 de julio de 2013

Homo pauper

Hace unos meses leí un informe de Pedro Aspe sobre perspectivas económicas. Jamás voy a suponer que sé más de economía que nuestro ex secretario de Hacienda, y sin embargo noté una ristra de fallas en sus proyecciones.
Hablaba del destino de la población china con la política de un solo hijo, y concluyó: “Se espera que la edad mediana en China suba a 59 para el 2050”.
Pero, caramba, ¡nadie espera tal cosa! Eso supondría que en China, con una expectativa de vida de 74 años, el 75% de la población tendría más de 59 años. Si la jubilación llegara a los 60, entonces el 16 % de los chinos tendría edad para trabajar y mantener a todo el país y menos del 5 % de la población estaría compuesta de mujeres en edad de procrear.
Es obvio que la política de un solo hijo tiene sus días contados.
Al mismo tiempo, sin notar que sus números se contradicen, Aspe pronostica que el ingreso per cápita chino subirá 753%.
Optimistamente asegura que el de México se va a cuadruplicar en ese periodo. ¿Cómo? ¿Con gobiernos priístas? ¿Y qué significa hacer una mejora per cápita en México? Seguro implica que los oligarcas se vuelven más ricos mientras que la perrada empobrece.
En fin… no quiero entrar en más detalles sobre el texto en particular. La pregunta es: ¿Por qué los economistas se equivocan más que los meteorólogos?
La respuesta es sencilla: Se equivocan porque piensan como economistas. Toman a conveniencia dos puntos de una gráfica y de ahí la proyectan al futuro, el cual suele ser más bondadoso que el presente. De la Historia suelen aprender poco.
Se equivocan porque les gusta predicar el optimismo, pues saben que la economía funciona con expectativas. Hay que mantener tranquilos los mercados. Si decimos que todo va bien, todo irá bien. Y para hablar de lo malo tienen un diccionario de eufemismos.
Se equivocan también porque la mayoría de los economistas de alto nivel tiene acciones, inversiones, intereses, cuentas y divisas. Nadie quiere dispararse
en el pie.
Se equivocan porque la ciencia económica no es tan científica. ¿O por qué habrían de darle a España y Estados Unidos medicinas contrarias para el mismo catarrito? ¿Por qué un economista de izquierda obtiene resultados distintos a uno de derecha? Se crean tantos pronósticos distintos para el futuro que por mera probabilidad uno ha de acertar.
Se equivocan porque, como en todos los gremios, también hay corrupción y autoritarismos. ¿Por qué mantuvieron a Grecia con las mejores calificaciones hasta que se les quemó el pastel? ¿Por qué despidieron al director de la agencia evaluadora que les bajó un punto a los gringos?
Se equivocan porque no toman en cuenta que el mundo es un tren que se descarrila: rebeliones, guerras, golpes de Estado, vueltas a la izquierda o la derecha, epidemias, terremotos, errores de diciembre.
Y por sobre todas las cosas se equivocan porque siguen considerando la Tierra como un cuerno de la abundancia.
En cada país los economistas están proyectando esos maravillosos futuros de aquí a cuarenta años. México crecerá 312%, China 753%, Rusia e India 600% y así todas las economías prosperarán sin que la Tierra tenga un solo metro cuadrado más.
No, señores economistas. Olvídense de esas bonanzas y vamos proyectando para la austeridad.

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