viernes, 14 de diciembre de 2012

Quanto huebos les for


En cosas del lenguaje soy conservador. Prefiero evitar los neologismos y, sobre todo, los anglicismos. Dado que no tengo Facebook ni Twitter ni televisión, me ahorro la necesidad de aprender cierta terminología. Uso el correo electrónico, pero no cometo el dislate de enviar “correos electrónicos” ni, mucho menos, “emails”. Envío mensajes, recados o cartas, pues en mi vida pasada nunca envié “correos postales”, aunque sí tarjetas postales.
En la televisión usan el “teleprompter”. Curioso, pues el teatro inglés tuvo prompters cuando el español tuvo siempre apuntadores; y colgarle el prefijo “tele” significa que andamos mal en griego.
Es larga la lista de términos que me da grima escuchar. Y sin embargo, he cometido muchos pecados. Por citar uno de los peores: he escrito “eventualmente” como sinónimo del inglés “eventually”. Ningún editor me lo señaló; fue mi traductor al francés quien me jaló las orejas.
Por supuesto, no tengo problemas con decir futbol en vez de balompié. Ni siquiera porque en México lo pronunciamos al modo anglo, con doble acentuación, como si dijéramos fut-bol.
Siempre le dije bóiler al calentador de agua y mejor paro de relatar mis gringadas.
Por muy conservador que me sienta, los conservadores de otra generación me considerarían un corruptor del idioma. Estaba leyendo a un gramático de los años veinte que se quejaba de ciertos vocablos inútiles que habían llegado al español por vía del francés. Entre cientos enlistaba: aplomo, avalancha, debutar, exilio, finanzas, hotel, mediocridad, mobiliario, obús, panfleto, placa, rango, reportaje, revancha, sensacional. Aunque son palabras que hoy consideramos perfecto español, ninguna de estas voces podemos encontrar en Don Quijote.
Según mi gusto, “desterrar” es más bello y contundente que “exiliar”, pero me siento bien con la existencia de las dos opciones; y no voy a lamentar que hayamos olvidado el término que usó el Cid con una lengua todavía pobre en afijos: me exco de tierra. Asimismo, lo que en El Cid suena como una bella amenaza: “denles quanto huebos les for”, no significa sino una cortesía: “denles cuanto necesiten”.
Ya hace cien años, los académicos luchaban contra el mal empleo de “bizarro”. En ese entonces el ataque venía desde Francia. Hoy la infame acepción nos llega por los deficientes traductores del inglés.
Igual, por débil traducción, nos ha llegado “suceso” como sinónimo de “éxito”; acepción que la RAE sólo aceptó a partir de 1884, pues don Quijote siempre diferenció entre el “buen suceso” y el “mal suceso”. Lo acepto pese a que nunca lo he utilizado con ese sentido, pues el origen de suceso como éxito es latino.
“Ínclito” solía ser un caro elogio; hoy solo se usa de manera irónica o humorosa. Lo mismo pasa con “eximio”, “egregio” y “preclaro”. Habría que ver si estamos multiplicando los sinónimos deshonrosos y dejando de lado aquellos que sirven para encomiar.
Basta, Toscana, no te metas a tratar estos temas en una columna de tres mil caracteres, cuando haría falta un libro o largas conversaciones para apenas pellizcar la cresta del gallo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario